La historia ha mostrado ante nuestros ojos a muchos ajedrecistas que alcanzaron categoría de dioses en el mundo de Caissa, fueron geniales en un momento determinado de su carrera, pero posteriormente por motivos diversos, abandonaron este privilegiado lugar y volvieron a ser mortales. Solo hubo uno, Samuel Reshevsky, que durante los setenta años de su vida ajedrecística, desde su infancia hasta su vejez, mantuvo un nivel excepcionalmente creativo y brillante. Fue sin lugar a dudas el más afamado de los niños prodigio del ajedrez y uno de los jugadores más fuertes del mundo durante muchas décadas.
Cien años han pasado desde su nacimiento el 26 de noviembre de 1911 en la aldea polaca de Ozierkow; donde siendo el sexto hijo de una familia de judíos ortodoxos aprendió a mover los trebejos a los cuatro años de edad. Dichosa la inspiración y sabiduría de la musa Caissa en la mente de este ser, que le llevó a ser el niño prodigio del ajedrez más famoso de la historia.
Inició su andadura sobre las sesenta y cuatro casillas derrotando y asombrando a propios y extraños, en partida viva y a la ciega. A los ocho años su familia lo llevó a Berlín, jugando varias simultáneas con numerosos aficionados y una con veinte jugadores de club de segunda categoría, con el resultado de (+10=9-1). A partir de aquí recorrió los variopintos caminos de la Europa de felices años veinte, haciendo de sus sesiones de simultáneas verdaderos espectáculos. Podemos citar sus giras por Holanda, Alemania, Inglaterra y Francia, jugando cientos de partidas en simultáneas contra quince o veinte jugadores perdiendo en muy raras ocasiones. Uno de los pocos juegos que perdió fue contra el futuro campeón Max Euwe que entonces contaba dieciocho años de edad.
La magia del juego de Samuel Reshevsky atravesó el Atlántico y en 1920 le llegó una invitación de algunos mecenas para visitar el continente americano, donde se trasladó con sus padres llegando a Nueva York poco antes de cumplir los nueve años de edad. De esta primera época en Estados unidos se conservan muy jugosos comentarios en los libros del jugador Edward Lasker, que lo ayudó en sus primeras giras y lo introdujo en torneos americanos.
A lo largo de dos años recorrió todos los estados de la unión, jugando miles de partidas en simultáneas al más puro ajedrez espectáculo; sus contrarios se asombraban de su ajedrez prodigioso, los espectadores se entregaban con deleite al logro de sus continuas victorias y sus padres se enriquecían.
Jugó su primer torneo contra maestros en 1922 obteniendo dos puntos sobre cinco, incluyendo una partida sobre Janowsky.
Los logros de nuestro niño prodigio también llegaron a las autoridades y servicios sociales estadounidenses, que vieron claramente señales de explotación y abuso por parte de los padres de Samy, anulando la guarda legal y obligando a escolarizar al menor. No es que fuese analfabeto, había sido educado dentro de las estrictas reglas de la ortodoxia judía, dominando los preceptos de su religión y leyendo el antiguo testamento en su idioma materno, pero nunca había recibido una educación reglada; entraba ahora por primera vez en una escuela normal a la edad de doce años. A partir de este punto podemos decir que desaparece el niño prodigio del ajedrez, abandonando casi completamente la práctica del juego tal como la venia realizando, para dedicarse a su formación personal y educación dentro de los cauces normales de la enseñanza media y universitaria, llegaría a graduarse en contabilidad por la universidad de Chicago en 1934.
Durante estos años, un verdadero periodo de latencia, participó en algunos torneos aislados, como en el Western Chess Association, quedando 5º en 1924, 3º en 1927, 1º en 1931, 2º en 1932, 2º en 1933 y 1º en 1934. Destacando por encima de todos su victoria en Nueva York 1934 por delante de Kashdan y Fine. Esta victoria le catapultó a la alta competición siendo invitado al torneo de Margate 1935.
Nuestro protagonista inició su auténtica carrera de maestro de ajedrez ganando el torneo de Margate (+6=3) delante de Capablanca. Esta victoria seguida por el tercer puesto en Nottinghan 1936, (+7=5-2) empatando con Euwe y Fine detrás de Botvinnik y Capabanca, delante de Alekhine y Flohr; primero en Kemeri 1937, (+10=4-3) empatando con Flohr y Petrov delante de Alekhine y Keres; tercero en Semmering-Baden 1937, (+4=7-3) empatando con Capablanca detrás de Fine y Keres; primero en Hastings 1937-38 (+5=4); cuarto en AVRO 1938, (+3=6-3) empatado con Euwe y Alekhine.
A lo anterior añadiremos cuatro campeonatos USA en años consecutivos, 1936, 1938, 1940 y 1942, defendiendo el título en dos encuentros contra Horowitz 1941 y Kashdan en 1942. Estos magníficos resultados le colocaron, ante los ojos del mundo ajedrecístico, como serio aspirante al campeonato del mundo.
Una vez muerto Alekhine se le invitó a participar en el torneo match por el campeonato mundial en 1948. Obtuvo el tercer puesto empatando con Keres, detrás de Botvinnik y Smislov; e iniciando la sospecha que confirmaría años después en Zurich 1953 plasmándola en la frase “Los rusos siempre juegan en equipo”.
Su vida, como judío ortodoxo, siempre estuvo impregnada de un profundo sentimiento religioso. Durante la celebración del match torneo convenció a los organizadores para que le respetasen la celebración del sabbath; no jugar desde la puesta de sol del viernes a la puesta de sol del sábado. Cuentan las crónicas que Reshevsky pensaba en la muerte de su padre como un castigo divino, por haber pecado, al incumplir el sabbath en alguna ocasión.
Su primer intento al campeonato del mundo después de la experiencia de 1948 fue decepcionante, ya que el Departamento de Estado le negó el permiso para acudir a Budapest 1950. Perseveró en el siguiente ciclo de candidatos, siendo segundo en Amsterdam, (+9=10) detrás de Najdorf, primero en Nueva York 1951 con (+6=4-1). Derrotó a Gligoric 1952 (+2=7-1) y a Najdorf 1952 (+8=6-4) y 1953 (+5=9-4).
El zenit de su carrera como ajedrecista le llegó en el segundo torneo de candidatos Zurich 1953, segundo empatado con Bronstein y detrás de Smyslov. Uno de los torneos más fuertes de la historia con los quince mejores jugadores de la época, que a doble vuelta lucharon por ser el candidato a enfrentarse con Botvinnik. Reshevsky peleó por ello desplegando un ajedrez extraordinario y tenaz; incluido el inconveniente de no contar con apoyo alguno, al torneo se llevó a su familia y a ningún segundo que le ayudase en los análisis de partidas aplazadas. A pesar de esto el maestro americano jugó algunas de las mejores partidas del torneo, enfrentándose en solitario a toda la armada soviética, nueve jugadores de los quince contendientes y cuyo lema era, según confesión de D Bronstein, “Todos contra Reshevsky”.
En los siguientes años alternó su vida profesional en el mundo de las finanzas, con la participación en torneos de élite al menos una vez al año. Sus resultados más destacados en esa época fueron, primero en Dallas 1957 empatando con Gligoric, ganó en Buenos Aires 1960 empatando con Korchnoi. Ganó los campeonatos USA 1965 y 1969. En match derrotó a Benko en 1960 y a Fischer en 1961, aunque por abandono de este estando empatado el encuentro.
Los logros de Reshevsky pasaron a segundo plano a la vez que Fischer aparecía meteóricamente en el firmamento americano, era un relevo lógico que tenía que suceder. No por ello disminuyó su pasión por el ajedrez de élite, siguió participando regularmente en torneos, reseñándose especialmente su clasificación como candidato en el interzonal de Souse 1967, después de entablar el playoff quedó sexto en el tiebreack, perdiendo con Korchnoi en los cuartos de final. Destacamos su participación en el playoff del campeonato USA 1972 con Kavalek y Byrne que resultaría campeón; así mismo vuelve a aparecer en Palma de Mallorca 1970 y 1971; llegando a torneo internacional Reikyavik 1984, en el que empata por el primer puesto con 73 años de edad.
Como publicista destaca su colaboración con el New York Times comentando las partidas del match Fischer – Spasky. Entre sus libros encontramos “Reshevsky on chess”, firmado por él pero escrito por Reinfeld, “How chess games are won”, los dos con unas sesenta partidas cada uno y “The art of positional play”, interesantísimo texto sobre el juego posicional que recomendamos.
Toda una vida dedicada al ajedrez, que terminó el 4 de abril de 1992 en Nueva York donde residía en Spring Valley desde 1950.